martes, 9 de marzo de 2010

En el reino del Kitsch impera la dictadura del corazón.

Kitch... esa melosa emoción que sentimos al escuchar el Himno Nacional cantado por muchísimas personas al unísono, la misma que sentimos cuando cantamos "Un amigo es una Luz" abrazados a nuestros compañeros, que a su vez en extremo se parece a lo que nos pasa cuando caminamos por 18 junto a otros 50 estudiantes, alzando banderas y protestando contra la dictadura en Haití.
¿Razones políticas? Nah ¿Razones patrióticas? Tampoco. ¿Qué es entonces aquello que nos hace derramar la lágrima frente a una filmación de una marcha contra la guerra de Vietnam o una manifestación contra alguna dictadura, por qué nos emocionamos con "Titanic" o con "Gente que busca gente"?

Estética, señores. Estética. Dulce romanticismo que, desde lo más profundo de nuestra conciencia social, compartimos con otros muchos seres humanos. Desde la esfera del Kitsch, ya no importan razones, ni lógica, ni línea argumental: solo nos queda una bandera de colores, una canción estridente y una imagen representativa.


"En el reino del kitsch impera la dictadura del corazón.

Por supuesto el sentimiento que despierta el kitsch debe poder ser compartido por gran cantidad de gente. Por eso el kitsch no puede basarse en una situación inhabitual, sino en imágenes básicas que deben grabarse en la memoria de la gente: la hija ingrata, el padre abandonado, los niños que corren por el césped, la patria traicionada, el recuerdo del primer amor.

El kitsch provoca dos lágrimas de emoción, una inmediatamente después de la otra. La primera lagrima dice: ¡Qué hermoso, los niños corren por el césped!
La segunda lágrima dice: ¡Qué hermoso es estar emocionado junto con toda la humanidad al ver a los niños corriendo por el césped!
Es la segunda lágrima la que convierte el kitsch en kitsch.
La hermandad de todos los hombres del mundo sólo podrá edificarse sobre el kitsch.

Nadie lo sabe mejor que los políticos. Cuando hay una cámara fotográfica cerca, corren en seguida hacia el niño más próximo para levantarlo y besarle la mejilla. El kitsch es el ideal estético de todos los políticos, de todos los partidos políticos y de todos los movimientos."

"Pero allí donde un solo movimiento político tiene todo el poder, nos encontramos de pronto en el imperio del kitsch totalitario.
Cuando digo totalitario, eso significa que todo lo que perturba al kitsch queda excluido de la vida: cualquier manifestación de individualismo (porque toda diferenciación es un escupitajo a la cara de la sonriente fraternidad), cualquier duda (porque el que empieza dudando de pequeñeces termina dudando de la vida como tal), la ironía (porque en el reino del kitsch hay que tomárselo todo en serio) y hasta la madre que abandona a su familia o el hombre que prefiere a los hombres y no a las mujeres y pone así en peligro la consigna sagrada «amaos y multiplicaos»."


A lo que escribe Kundera deberíamos sumarle el bombardeo propagandístico masivo, que refuerza el culto a la imagen, al eslogan y al jingle (vacíos y pegadizos recortes de recortes de discursos) y termina expandiendo y exaltando el sentimiento que provoca el kitsch. También a la inversa, el kitsch es la herramienta por excelencia para que la propaganda tenga la fuerza que tiene. Slogans como "¡Aprontá tu corazón!", "¡Defendé la alegría!"; canciones como "Me gusta la gente..." o "Blanca y celeste es mi bandera, blanco y celeste mi corazón", son los mejores ejemplos de cómo se apela al sentimentalismo del kitsch para conseguir votantes fervorosos, leales y unidos.

Pasando raya, se puede decir que en el mundo del kitsch la individualidad y la racionalidad desaparecen, en su lugar, respondemos a sentimientos masivos que los medios exaltan deliberadamente. A decir verdad, me resulta un un poco preocupante observar que la misma dinámica opera de igual forma tanto para un partido de fútbol, como para la elección de un gobierno.


Interesantes razones las que nos llevan a votar por un partido u otro, ¿no?

5 comentarios:

  1. Sip http://www.novenocirculo.com/index.php?topic=3617.msg101036#msg101036 coincido plenamente aunque me preocupa mas la causa que la consecuencia.

    Por un lado toda la parte emocional que se entremezcla con la parte social y da como resultado un interes completamente dispar de lo que en apariencia se proponia el acto/evento pero que como sirve de excusa pasa a un segundo plano sin que los participantes se percaten y precisamente por eso logra ser mucho mas efectivo ya que nadie realmente se enfoca en ello, todos siguen el juego... siguen bailando por el simple hecho de disfrutar del baile sin saber que esa danza es un condicionamiento y una esclavitud mental como la que podemos ver en casi cualquier secta.

    El otro gran problema es la pereza, de la cual yo soy victima y por eso lo entiendo plenamente: cuesta trabajo pensar y tomar decisiones asumiendo las consecuencias, es muchisimo mas comodo seguir a un lider que piense y decida por nosotros dandole sentido a nuestra vida y que cuando todo sale mal podamos decir "yo no hubiera hecho eso" es muy hipocrita pero tremendamente cierto, nadie es capaz de admitir que prefiere ser dominado pero es la salida facil hacia la cual gravitan las masas.

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  2. ah y quiero tu foto en la imagen del titulo! no esa mina generica :P de no cumplir te voy a hablar en ingles retarded 8)

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  3. Es que los humanos seguimos siendo niños con miedo a ser libres, sad, no? Es preferible no ser responsable de decidir y echarle la culpa a los líderes.

    Q mina genérica bo?!?! Es Sabina (L), representada por Lena Olin.

    Y no... mi foto never jamás de los jamases!

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  4. yo no lei todo lo d samus (perdooon =( era muy largo) pero con respecto a lo de Ferchu...no sé si asocio el kitsch con ser niños con miedo a ser libres, ni tampoco con algo triste.

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  5. “La hermandad de todos los hombres del mundo sólo podrá edificarse sobre el kitsch”, esa frase me mató. Creo que tiene que ver con la herencia del rasgo social que caracteriza a la especie y que está impresa en cada individuo. Esos símbolos y slogans que representen y apelan a una unidad, tienen el efecto psicológico de activar ese rasgo fundamental de sociabilidad, esa es su función, y de ahí que la individualidad y la racionalidad desaparezcan, porque apela a algo que se manifiesta desprovisto de toda la racionalización y sublimación que construimos sobre lo que en el fondo somos, animales, instinto… perdón si soy muy biologicista. Muy bueno el artículo.

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