jueves, 17 de febrero de 2011

Peor que en un corral

Tengo fragmentos, nada más, fragmentos de tu rostro, piezas del rompecabezas de tu cuerpo que no puedo juntar porque el pegamento se diluye con esta agua salada que me nubla la vista y no puedo ver los huecos, ni diferenciar las figuritas de la nada. La porcelana rota, oscurecida por los restos de un pasado incierto me mutila, me flagela a latigazos, me comprime la tráquea con manos heladas. Rostros y siluetas serpentean silenciosas entre los dientes del coloso. Si sos todos los hombres, ¿cómo podés ser alguno de ellos?. Entonces quién yace a mi lado en este lecho? Nunca podré juntar, pegar, articular como corresponde...

El coloso se esconde en las sombras.